domingo, 6 de noviembre de 2011

Los dinosaurios del progresivo no decepcionan

Sala La Riviera
Asistir a un concierto de Yes es ir a contemplar leyendas vivas de la música. Eso significa que a estos abuelos del rock progresivo se les debe exigir más que a cualquier otro grupo, y lo impresionante es que Yes, con sólo la mitad de su formación original y más de cuarenta años sobre los escenarios, cumplen todas las expectativas.

Yes. Foto: Culturela (cc by-nc-sa)

Y eso que los fans del rock progresivo, que desgraciadamente son minoría en España, acumulan bastantes reparos en cuanto al Yes de hoy en día: el mítico teclista Rick Wakeman y el más que adorado vocalista Jon Anderson son sustituidos desde hace años por Geoff Downes (cantante de The Buggles, los del hit ochentero Video killed the radio star) y Benoît David, un yogurín de 45 años (en comparación a los demás miembros del grupo que oscilan entre los 60 y los 70) que fue rescatado de una banda tributo a Yes en 2008.
De modo que estos fans van a ver a Yes básicamente por rememorar su época dorada de los años 70, y eso lo saben los músicos perfectamente. Por ello, aunque la gira que les ha llevado a Madrid después de ocho años sin pisar nuestro país es la presentación de su nuevo disco "Fly from here", el viernes en La Riviera comenzaron tocando los clásicos de los clásicos: Yours is no disgrace, Tempus Fugit, I've seen all good people. Y claro, con semejante arranque de concierto el público se mostraba más que predispuesto a salir encantados de la sala.


Chris Squire. Foto: Culturela (cc by-nc-sa)
Y la superación absoluta de las dudas iniciales se produjo cuando sonó And you and I, dedicada por un Benoît David que sigue la estela hippie de su predecesor a "esas personas a las que amamos".
Se puede decir que ir a ver a estos monstruos es una delicia, y por eso son totalmente inexplicables los varios fallos de sonido que se produjeron desde la mitad del concierto hasta prácticamente el final. Se podría mandar una buena reprimenda desde aquí al responsable de esas meteduras de pata propias de conciertos de principiantes (acople de micrófonos, reverberación excesiva del bajo) pero ya se encargó el bajista Chris Squire de propinarle un par de gritos mal disimulados en medio del concierto. Y es que su enfado es comprensible: Yes es una banda mastodónica que ha llenado estadios enteros y no pueden permitirse ese tipo de cosas, que no fueron aisladas ni mucho menos (que se lo digan al guitarrista Steve Howe cuando tocaba su mandolina eléctrica).

Y aún con esos momentos incómodos que indignaban a músicos y público, la fascinación era total cada vez que Howe, el hombre de los cien dedos, soleaba con sus guitarras. Si hubiese que destacar un momento especialmente brillante de este hombre, se podría decir que el énfasis que puso sobre el escenario en Solitaire fue mucho más que efectivo. La única iluminación para él, sentado y haciendo cosas imposibles con la guitarra clásica, demostraba quién es la verdadera alma del grupo (desde que Anderson se fue, claro).
Steve Howe. Foto: Culturela (cc by-nc-sa)

La maestría de Howe y de Squire contrastaban con la reinterpretación de los temas que corría a cargo del teclista Geoff Downes, que dejó claro que no trataba de ser un sustituto de Wakeman y que si estaba en Yes era porque tocaba con su propio estilo. A pesar de no convencer demasiado a los fans más acérrimos no se puede poner en duda la calidad de su trabajo. Más ochentero, quizá, y con más ruiditos sintetizados, pero desde luego propio de Downes.
No se puede decir lo mismo de la voz de Benoît David, que aunque era el único que le daba dinamismo a la sobria puesta en escena con sus bailes, palmas y saltos, parecía esforzarse tanto en conseguir el dificilísimo registro vocal de Anderson que no acababa de encontrar la potencia adecuada. Hasta tal punto que cuando Squire hacía los coros le cubría completamente y parecía que el cantante principal era el bajista.
Yes. Foto: Culturela (cc by-nc-sa)
Más tarde, cuando el ambiente estaba suficientemente caldeado, se atrevieron a interpretar el nuevo material: tocaron del tirón todo el disco "Fly from here", compuesto de cinco partes que parecen la reinterpretación continua de la misma canción, pero que sobre el escenario convence mucho más que en el disco. No se puede decir que sea un mal trabajo, al contrario. Sin embargo, quizá sea la edad, o una escasez de ensayos que sería bastante intolerable, pero el caso es que la banda estuvo todo el rato buscándose los unos a los otros con la mirada, intentando coordinarse para seguir bien el hilo, y cuando finalizaron parecían extremadamente felices. Daba la impresión de que se alegraban más de haber conseguido tocarlo todo bien y seguido que de la reacción del público, que aunque no fue mala, fue mucho más tibia que en el resto del concierto. El entusiasmo se recuperó pronto con Wonderous Stories (a pesar de que el cantante tuvo en un atril la letra de la canción, cosa bastante sorprendente -y cutre-) y una sentida Heart of the Sunrise.

Antes del bis no pudo faltar la canción más comercial del grupo, y la más ochentera: Owner of a Lonely Heart. Tras el breve descanso dejaron el concierto por todo lo alto con Starship Trooper y Roundabout, con su correspondiente dosis de solos increíbles que dejaban al público con la boca abierta.
Fantástico concierto de la mano de unos indiscutibles artistas que tuvieron la mala suerte de topar con un técnico de sonido muy mediocre. Y verdaderamente destacable el hecho de que ofreciesen una actuación de más de dos horas de duración que llegó a hacerse corta.

Set list
1. Yours is no disgrace 
2. Tempus Fugit 
3. I've Seen All Good People 
4. And You And I 
5. Solitaire + Steve Howe Solo 
6. Fly From Here
 Overture
 I- We Can Fly
 II- Sad Night at the Airfield
 III- Madman at the Screens
 IV- Bumpy Ride
 V- We Can Fly
7. Wonderous Stories 
8. Into the Storm 
9. Heart of Sunrise 
10. Owner of a Lonely Heart  
Bis
11. Starship Trooper
12. Roundabout

2 comentarios:

  1. Hola, Sara. Estoy palcialmente de acuerdo contigo. Yo, que llevo muchísimos más años que tú oyendo a Yes, tengo que decir que el concierto empezó de forma impresionante y prometedora, pero se empezó a enfriar en la segunda canción al hacerse definitivos los fallos de sonido, especialmente esa mezcla lamentable que hacía inaudible los teclados y tapaba la voz de Benito, como muy bien dices. Volumen muy mal calibrado. Sí, Howe y Squire son muy buenos, pero a estos tíos hay que exigirles también la misma profesionalidad en su equipo de sonido.
    Aparte de eso, daba cierta pena ver a un grupo en el que no se apreciaba ninguna química entre sus miembros. Sólo el pobre Benito intentaba de vez en cuando un acercamiento, una sonrisa, miradas cómplices que no se producían... No me transmitieron en ningún momento la sensación de que se lo estaban pasando bien tocando, y eso no me gustó.
    Y respecto al repertorio, los clásicos fueron lo mejor. O, si quieres, lo moderno lo peor. Se me hizo pesado. No diré como áquel que, viendo en el concierto de U2 del Santiago Bernabeú (hace años ya) como Bono se subía por las pantallas de sonido, comentó "a ver si se cae y termina el concierto de una vez": este duró lo justo, pero un minuto más y...
    ¡Viva Moraus!

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  2. Dios, muero de envidia pensando que pude haber estado allí pero no tenía un puto duro para ello (Siempre me quedará el de Opeth y Pain of Salvation...)
    De todos modos haberme decidido entre Yes o Explosions in the sky hubiese sido prácticamente imposible para mi. Me hubiese tenido que dividir y subdividir, no hubiese podido escoger.
    En fin, es una lástima lo de los fallos de sonido y esas cosas, quiero decir, un grupo como YES, no puede permitirse esas cosas. Al menos yo me pillaría un mosqueo del copón si hubiese ido.
    El set list si que me gusta, solo por Starship trooper me merece la pena. Y tocaron bastantes de las antiguas por lo que veo.
    En fin, que me das una envidia del copón.

    ¡Por los patos!

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