Criadas y señoras, de Tate Taylor

Entretenida

En el Mississippi de los años 60 las mujeres de color están predestinadas a ser criadas. Su papel consiste en lavar, limpiar, cocinar y criar los hijos de sus señoras; no tienen voz, y mucho menos, voto. Nadie las tiene en cuenta ni les pide su opinión, pero esto va a cambiar.

La joven Skeeter acaba de llegar de la universidad y quiere ser escritora. Junto con las sirvientas Aibileen y Minny comienza a recopilar las historias de todas las criadas de la pequeña ciudad de Jackson. Sin embargo sus pretensiones literarias no son del agrado del resto de mujeres de su círculo social, y no tardarán en aparecer los primeros problemas.

Criadas y señoras es la adaptación de la novela del mismo nombre escrita por Kathryn Stockett, y que se ha convertido en todo un superventas. En la película nos encontramos con un drama cómico, pero drama al fin y al cabo, donde todo el peso de la acción recae en las mujeres. Sobresale la actuación de Octavia Spencer, que da el toque de humor y dinamismo que le falta a la historia en ocasiones. Da la sensación de que toda la película no es más que un pretexto para contar el final, que se estructura en cuatro partes, cada cual más lacrimógena que la anterior. La película gusta, pero no tanto por su innovación, sino porque trata los temas universales que siempre triunfan: la amistad, la búsqueda de la igualdad y la necesidad de sentirse aceptado.

En definitiva, una película para pasar el rato, que sabe gestionar las emociones de los espectadores y juega con ellas: nos reímos y lloramos co n las historias de las criadas Minny Jackson y Aibileen Clark, nos sentimos identificados con la curiosidad de la incipiente escritora Skeeter y detestamos a la frívola Hilly Hoolbrook. La película ya ha obtenido el respaldo del público (sobre todo del estadounidense, aquí su estreno ha sido eclipsado por Las aventuras de Tintín) y veremos si no obtiene alguna estatuilla en la próxima edición de los Óscars.