Coldplay deslumbra al mundo desde Las Ventas

Eran las 22:10 y comenzó a caer la lluvia sobre la mítica plaza de toros madrileña, sin embargo la verdadera tormenta se desató sobre el escenario y tenía nombre propio: Chris Martin. El líder de la banda londinense Coldplay saltó al ruedo vitoreado entre pañuelos blancos y pulseras luminosas que repartieron a la entrada al recinto, lo que ya hacía presagiar lo grandiosa y colorida que iba a ser la puesta en escena.



Lo cosa prometía desde el principio y no iba defraudar a las 17.000 personas que abarrotaban Las Ventas y a los otros tantos millones que lo seguían vía youtube. Se trataba de la presentación del nuevo disco, “Mylo Xyloto”, y se había generado una gran expectación, ya que el disco había salido a la venta un par de días antes y no existía mucho tiempo para su escucha. Sin embargo, su ejecución en el directo no defraudó y la selección de temas que hicieron fue la acertada, porque esa es otra, todo el que ayer se pensara que Coldplay iba a subirse al escenario, tocar el último álbum y marcharse se equivocaba. Se fueron alternando las nuevas canciones con los grandes éxitos, y eso lo agradeció el público.

Una vez en escena y tras saludar con un sonoro y efusivo “¡Holaaa!” (con el que ya se estaba ganando al público español), la banda inglesa se puso manos a la obra e inició el espectáculo con un nuevo tema: “Hurts Like Heaven” y su pegadizo estribillo. Una vez roto el hielo, llegó uno de los momentos grandes de la noche: Martin cogió su guitarra acústica y comenzaron a sonar los acordes de la inconfundible “Yellow”, uno de los temas de su primer álbum, “Parachutes”, y que catapultaron la carrera de los ingleses. En ese momento se incendió el ambiente y el siguiente tema, “In My Place”, no hizo más que mantenerlo vivo.

A continuación, “Major Minus” y “Lost!” fueron un puente de transición hacía otro de los éxitos en la discografía de los británicos, estamos hablando de la balada “The Scientist”, otro de los momentos especiales de la noche, en el que Martin terminó interactuando con el público. Los temas se sucedían, y entre ellos destacamos “Paradise”, una canción del nuevo álbum que tiene toda la pinta de ser el buque insignia de este disco, su fácil estribillo y ese tono épico que acompaña a los auténticos éxitos de la banda así lo acreditan.



Chris Martin se encontraba a gusto sobre el escenario, manejaba al público a su antojo: con un “are you ok?” por un lado, y un “gracias” por otro, tenía a los fans en el bolsillo. Incluso se arrancó con el “oé oé oé” que fue coreado por todo el recinto. Entre tanto giro y tanto salto también le dio tiempo a mostrar sus dotes sobre la guitarra y en especial sobre el piano. El cantante demostró ser un líder de masas y una bestia sobre el escenario. A todo esto, los miles de confetis que volaron por los aires y los fuegos artificiales ayudaron a encumbrar la actuación de la banda.



Y de esta manera llegó el momento más mágico del show. Comenzó Martin a entonar los coros de “Viva La Vida” y el público estalló. Sin duda, el más que sobreexplotado single sonó en directo como un auténtico himno del rock. Y es que todos cantando al unísono evidenciaban ese tono épico del que hablábamos antes; un auténtico espectáculo.

Ya en el bis, sonó la clásica “Clocks” y la emotiva “Fix You”, con la que Martin recordó a la fallecida Amy Winehouse cantando el estribillo de “Rehab” y señalando al cielo. Para terminar, la controvertida “Every Teadrop is a Waterfall” fue la traca final (literalmente, porque de nuevo se vieron los fuegos artificiales en el cielo de Madrid). Tras esto el público pedía más, primero cantando de nuevo el “Viva la Vida”, y luego con unos irritantes silbidos, pero no volvieron a salir. La duración del concierto no convenció (alrededor de hora y media), pero en general el espectáculo satisfizo a todos.