sábado, 17 de diciembre de 2011

Vetusta Morla y lo que les hace grandes

Vetusta Morla + Amigos Imaginarios
Sala La Riviera
Si algo les quedaba por demostrar a esta banda de Tres Cantos para consolidarse en el panorama nacional, aparte del Disco de Oro, el Disco de Platino y los numerosos premios que les han caído en apenas tres años, los cinco conciertos que han ofrecido seguidos en la sala La Riviera dejan fuera todo atisbo de duda.

Vetusta Morla. Foto: Culturela
Ayer Vetusta Morla protagonizaba un espectáculo más que completo, compuesto de nada menos que 21 canciones y una demostración de fuerza y energía que hizo que las casi 2.500 personas que llenaban la sala se volviesen literalmente locas.

Pero empecemos, como quien dice, por el principio. Los asistentes ya se habían colocado a lo largo y ancho de la sala y aguardaban con infinita paciencia hasta que los teloneros, Amigos Imaginarios, se decidieron a salir. Desde el principio transmitieron una actitud humilde que terminó rayando en lo molesto: "Somos Amigos Imaginarios, ya sé que no nos conocéis, pero vamos a tocar unas canciones" o "Tranquilos que ya nos vamos y os dejamos con Vetusta" fueron sus leitmotiv durante su actuación, que duró aproximadamente media hora.

Amigos Imaginarios. Foto: Culturela
Y no tienen motivos para darse tan poca importancia: en conjunto, los miembros de este grupo tienen una trayectoria más larga que los propios Vetusta. Además, sí que contaban con algunos fans infiltrados en la sala. Su actuación fue bastante buena, en comparación con lo que ellos parecían creer. Mostraron temas muy interesantes, como El hombre cometa, mezclados con otras canciones mucho peores como Limpio y nuevo. Dio la impresión de que podrían ofrecer mucho más, pero que no se acababan de convencer a sí mismos de su propio potencial.

Amigos Imaginarios se despidieron y el cabeza de cartel no tuvo ninguna prisa en coger el relevo. Una maraña de técnicos inundaron el escenario para ajustar los micrófonos, las cámaras (los cinco conciertos se grabaron con intención de editar el material en directo próximamente) y las luces, que tuvieron un protagonismo decisivo en el espectáculo rotundo que llegaría después.

Aparecieron al fin tras unos diez minutos de espera, y comenzaron con el creciente tema Los días raros, sacado de su último trabajo "Mapas". El comienzo del concierto se dedicó precisamente a este álbum, con la triada Días raros, Boca en la tierra y Cenas ajenas que por su contención o su enrevesado contenido no acababan de llegar a los fans, que por cierto son bastante histéricos.

Vetusta Morla. Foto: Culturela
El concierto no terminó de arrancar hasta que sonó el temazo Copenhague, seguido por Un día en el mundo, estructura bastante inusual, ya que normalmente los temas de mas éxito sólo se sacan en la traca final. Sin embargo no hay que engañarse: Vetusta Morla lo tiene todo pensado.

El público coreó los temas más recientes sin entusiasmarse demasiado en Escudo humano y un Baldosas amarillas que no consigue emocionar tanto como pretende.

La primera sorpresa de las que tenían guardadas fue la colaboración con Annie B. Sweet: los artistas invitados de la esfera indie nacional se están convirtiendo en un requisito indispensable en esta nueva modalidad de llenos de sala consecutivos, como pasó con los tres días en la Joy Eslava de Love of Lesbian. Annie B. Sweet apareció, pues, para cantar la suprema Maldita dulzura, una de las mejores canciones de "Mapas". En parte debido a los coros extasiados del público y en parte porque la voz de Annie deja mucho que desear en cuanto a potencia, la colaboración no brilló como debería, aunque los aplausos atronaron igual.

El público llegó a lo que creían sería el clímax de la noche con Valiente, donde pocas personas se resistieron a bailar, y Sharabbey Road, un muy buen acierto para los directos, que permite que el grupo conecte con la gente de una forma que muy pocas bandas consiguen. De hecho, los coros se repetían periódicamente en las pequeñas pausas entre canción y canción, como si nunca se cantasen lo suficiente.

Vetusta Morla. Foto: Culturela
El punto de buen rollo y emoción al que se llegó con Sharabbey Road podía haber dejado el concierto en todo lo alto y el precio de la entrada ya estaría más que pagado, pero este grupo tenía fuerza para dar muchísimo más. Se deben destacar las interpretaciones de Un plan mejor, canción que no aparece recogida en ningún disco pero que la banda compuso para un documental sobre las víctimas del SIDA, como el cantante, Pucho, se encargó de aclarar.

Lo bueno de ir a ver a un grupo en directo no es averiguar si las canciones suenan igual, mejor o peor que en el estudio, sino que contemplando cómo las interpretan uno se da cuenta de lo que disfrutan ellos mismos con lo que hacen, de lo reales que son más allá de famas o ventas de discos. A veces pasa que vas a ver a un grupo con canciones regulares o directamente malas, pero que se meten tanto en lo que tocan que no puedes hacer otra cosa que claudicar. Es lo que ocurre, y esto es opinión, como todo, con Lori Meyers. Sin embargo Vetusta Morla, con más de nueve años de lucha para poder hacerse oír, tienen buenas canciones y sobre todo lo viven como si se fueran a morir mañana.

Bueno, esa frase no es del todo cierta. La verdad es que es Pucho el que lo vive todo como si fuera a morirse de un momento a otro, porque las guitarras Guillermo y Juan Manuel bien podrían estar haciendo la cena y tendrían la misma cara. El batería, David, bastante tiene con tocar su instrumento, y el percusionista Jorge sí demuestra una actitud más activa, pero parece más una fachada que algo de verdad.

Pucho transmite, es innegable, y transmite hasta en sus peores canciones, como Mi suerte. Muy reseñable el momento Mapas y El hombre del saco, donde utilizó el querqbat, un instrumento propio de la música tradicional árabe Gnawa.

Vetusta Morla y Barrunto Bellota Band. Foto: Culturela
Después del bis, los extremeños Barrunto Bellota Band acompañaron un Al respirar con un violín y un acordeón, que apenas se oyeron con la gente berreando la letra y echando por tierra el efecto de intimidad que se buscaba.

Después de unas potentísimas Lo que te hace grande y Sálvese quien pueda, llegó la apoteosis de La cuadratura del círculo, cuyo final lo alargaron y alargaron interpelando al público, buscando los coros, jugando con ellos, resucitando el bidón sobre el que hacen percusión en El hombre del saco y regocijándose con la locura desatada.

Acabaron con los interminables agradecimientos de Pucho a todos los miembros del staff y a los técnicos, felices de haber dado un concierto tan trabajado y perfeccionado, aunque tanto esfuerzo fuese básicamente para que la grabación quedase bien. El público, no se puede negar, salió encantado y con la grata sensación que producen las cosas bien hechas.

Una última nota: es triste que se tenga que destacar el buen sonido en una sala especializada en conciertos, pero en los últimos conciertos que se oyese todo bien parecía imposible. Absolutamente ninguna pega en el concierto de ayer: Vetusta acertó al contratar a su técnico de sonido.

Setlist
1. Los días raros
2. Boca en la tierra
3. Cenas ajenas
4. Copenhague
5. Un día en el mundo
6. Escudo humano
7. Baldosas amarillas
8. Maldita dulzura (con Annie B. Sweet)
9. En el río
10. Valiente.
11. Sharabbey Road
12. Canción de vuelta
13. Un plan mejor
14. Rey Sol
15. Mapas
16. El hombre del saco
Bis
17. Al respirar (con Barrunto Bellota Band)
18. Mi suerte
19 Lo que te hace grande
20. Sálvese quien pueda
21. La cuadratura del círculo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

En Culturela queremos conocer tu opinión. Todos los comentarios serán bienvenidos siempre y cuando sean respetuosos con los autores y con los otros usuarios.