domingo, 18 de diciembre de 2011

The Artist, amor por el cine.

Resulta que de vez en cuando, muy de vez en cuando, a algún director le da por salirse de lo establecido y ponerse a pensar en ideas rompedoras que a nadie más se le habían ocurrido. Si la cosa sale bien tendremos a un genio, si sale mal… nadie se dará cuenta. Pues 'The Artist' es eso. Una idea que puede parecer una locura pero que se convierte en la revolución del año y, aunque el tiempo lo dirá, en una auténtica obra maestra.

'The Artist' es una película del director francés Michael Hazanavicius, conocido en su país por películas como 'Mes Amis' o 'OSS 117: El Cairo, nido de espías' pero que apenas es nombrado fuera de él. Ha resultado ser el director de la película favorita del año y la que suena en todas las quinielas para llevarse el Oscar y, próximamente, los Globos de Oro. Una película muda en blanco y negro que vuelve a los orígenes del cine cuando el resto de salas se llenan con films en 3D cargados de efectos innecesarios.

Cuenta la historia de un actor de cine mudo con éxito que un día se cruza con una chica aspirante a actriz y ahí empiezan sus problemas. A través de George Valentin y Peppy Miller viviremos el final del cine mudo y la implantación del sonido en las películas, pero también el crack del 29 y sus devastadoras consecuencias.

Es una película clásica de libro. Cuenta con una bella historia sin salirse lo más mínimo del planteamiento-nudo-desenlace, música que acompaña cada movimiento de los personajes y que da una fuerza especial, la relación romántica entre dos actores guapos y siempre de punta en blanco... Con todo esto, no se trata de una simple historia de amor entre chico y chica, se trata de una verdadera historia de amor al mundo del cine y es un homenaje a los padres del séptimo arte como John Gilbert o Friedrich Murnau.

Lo bueno del cine sin diálogos es que te centras en la interpretación de los actores. Para este tipo de cine se necesita un don especial para transmitir las emociones usando únicamente la expresión corporal, con mucha gesticulación pero sin perder naturalidad. Algo para lo que no vale todo el mundo. Sin embargo, Jean Dujardin y Bérénice Bejo (y por supuesto, el inseparable perrito que acompaña al protagonista) pasan la prueba con un sobresaliente y parecen sacados directamente de los años 20. Ambos actores han sido nominados a los Globos de Oro y se espera que sea un año cargado de premios para ellos.

Gracias a Hazanavicius, nos damos cuenta de que simplemente con una historia bien contada se puede llenar cines y, lo que es aún más importante, puede sacar sonrisas durante todo el relato únicamente con las emociones de dos adorables mudos.

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