
El grupo inglés ofreció un concierto heterogéneo, y es que, a pesar de que se tratara de la presentación de su último disco, hubo un poco de todo. Comenzaron con “Is It Me?” del último álbum, pero fue la segunda canción “Always Where I Need To Be”, del disco Konk, la que hizo que se viniera abajo la sala. Y es que ellos mismos deben saber que aunque el último disco no esté mal, se notaba que eran los dos primeros lo que quería la gente quería oír. Aunque hay que decir que las nuevas canciones ganaron mucho en el directo.
Los temas se sucedían y la intensidad no se perdía. El continuo baile de guitarras (que si ahora cojo la acústica, ahora la eléctrica) o de teclados (si no era el guitarrista era el cantante el que se atrevía con el instrumento) y los interminables botes y paseos de Pritchard contribuyeron a que no se perdiera ese ritmo e intensidad de la que hablamos. Y mientras el público, disfrutando a lo grande, sobre todo con temas de los dos primeros álbumes como “She Moves In Her Own Way”, “Ooh La” o “Seaside”, entre otros. Así se llegó al bis, precedido de “Do You Wanna”, una de las canciones que sonó más potente, muy por encima de la versión de estudio. El concierto concluyó con “Naive”, otro tema del primer disco y uno de los más conocidos de la banda, provocando la euforia en todo el recinto.
El aspecto negativo de la noche fue la duración del concierto. Los británicos estuvieron menos de hora y media sobre el escenario, y para un grupo con tres discos a sus espaldas se antoja algo corto. Sin embargo, las ganas y el entusiasmo que mostraron les disculpa.
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